Cuando hablamos el mismo idioma que nuestro interlocutor, es fácil comprender aquello que está diciendo pero, ¿y lo que expresan su postura, sus manos, su rostro o su tono de voz? El lenguaje no verbal es, cuando menos, enigmático. Por ello, no nos sorprende que la kinésica (o cinésica) se haya convertido en objeto de interés, estudio y, por qué no decirlo, también de mitos.
Todos hemos oído alguna vez aquello de que «una imagen vale más que mil palabras» pero, ¿es eso cierto? Al parecer, hay teorías que sí avalan el viejo refrán. El antropólogo Ray Birdwhistell descubrió que, cuando el comportamiento no verbal se contradice con lo que se está diciendo, tendemos a creer más en el componente no verbal, pues es menos probable que esté siendo manipulado conscientemente por el orador.
Otras teorías indican que si durante una conversación, una negociación o una cita personal tu interlocutor imita tu lenguaje corporal, es una señal de conexión. Las palmas abiertas se asocian a la honestidad —pensemos, por ejemplo, cuando al jurar un cargo público es costumbre mantener una mano alzada ante el interlocutor—. Apretar la mandíbula, tensar el cuello o fruncir el ceño son muestras de estrés, defensa ante posibles amenazas o disconformidad.
Ahora bien, ¿tienen realmente estos gestos un carácter universal? Los antropólogos no logran ponerse de acuerdo a la hora de determinar si existe realmente un lenguaje no verbal universal; es decir, una serie de gestos que tengan (el mismo) significado en cualquier rincón del planeta. Lo cierto es que, a pesar de la creciente globalización, parece algo bastante complicado.
La primera diferencia cultural en cuanto al lenguaje no verbal es la distancia entre los hablantes. Los antropólogos Stephen A. Grunlan y Marin K. Mayers indican que el espacio íntimo para un estadounidense es de dos pies (70 centímetros), mientras que en la cultura latinoamericana este espacio sería la mitad.
Por otro lado, en algunas lenguas el lenguaje no verbal es más frecuente. Es el caso del italiano, que ha desarrollado un importante sistema de comunicación no verbal. Posiblemente, esto se deba a que Italia ha sido tradicionalmente un territorio divido lingüísticamente por dialectos[1]. Los gestos han ido adquiriendo progresivamente importancia como instrumento de comunicación.
Los mismos gestos pueden tener significados muy distintos en diferentes partes del mundo. De hecho, utilizar determinados gestos habituales en el lugar equivocado puede dar lugar a situaciones cómicas y embarazosas. Veamos algunos ejemplos:
- Levantar el pulgar para indicar que estamos bien será interpretado como indicar el número 1 en Alemania y el número 5 en Japón.
- Si eres español y un coche te cede el paso en Grecia, no le muestres la palma de la mano a modo de agradecimiento. Este inocente movimiento español es muy similar a la μούντζα griega, un gesto que se considera tremendamente ofensivo en este país.
- En algunos países, mover la cabeza de izquierda a derecha no significa rechazo o negación, sino afirmación. ¿Sabrías decir alguno?
- En Tailandia no debes acariciarle cariñosamente la cabeza a un bebé o un niño. Se considera un gesto ofensivo ya que para su cultura esta parte del cuerpo es la más sagrada.
La siguiente fotografía de Pimsleur Approach contiene algunos gestos adicionales que te permitirán estar preparado para que tu lenguaje corporal no te delate en ningún lugar del mundo.
*[1] http://relinguistica.azc.uam.mx/no010/a05.htm
*Fuente imagen 2 https://www.pimsleurapproach.com/
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