Traducción y punto. Italianismos y falsos amigos

By 29 septiembre, 2016 blogpost No Comments

Más de uno de vosotros se habrá preguntado por qué nos resulta natural decir ¡Chau! cuando queremos decir ¡Adiós! o habréis recurrido a palabras como feta o levante sin siquiera pensar que estas palabras no siempre fueron españolas. Pues bien, hemos decidido dedicar esta entrada del blog a hablar de algunas de las palabras españolas que proceden del italiano.

La evolución del español a lo largo de los siglos lo han constituido como el resultado de un ir y venir constante de influencias. Gracias a esto nuestro léxico ha ido adquiriendo vocablos de muchas procedencias, incluida la italiana. Y, puesto que la riqueza del español radica principalmente en su herencia cultural, a continuación vamos a hablar de algunas de las características del legado lingüístico italiano.

Dada la proximidad geográfica que hay entre España e Italia, el trasvase de términos siempre ha sido frecuente. Si bien esto ha ocurrido durante mucho tiempo, los principales promotores del intercambio de vocabulario a través del italiano fueron los movimientos artísticos de la Edad Media y el Renacimiento y la inmigración italiana a Hispanoamérica en los siglos XIX y XX. La influencia del italiano en el español tuvo como resultado el surgimiento de los italianismos, definidos por el DRAE como ‘vocablos o giros de la lengua italiana empleados en otra’.

Es bien sabido que las lenguas se articulan en torno a las sociedades que las hablan, por ende, algunos usos léxicos italianos tan solo se han consolidado en ciertas zonas, entre las que cabe destacar la austral y la andina de Hispanoamérica.

Italiano

 © Joaquín S. Lavado (Quino)

En función de su procedencia, podríamos dividir estos préstamos italianos de la manera siguiente: de origen europeo, del español peninsular o directamente del italiano. Estos últimos son los más frecuentes y ante todo proceden del italiano general y de la variante genovesa. La presencia de italianismos otorga mucha singularidad al español; de hecho, la abundancia o escasez de estos se considera uno de los rasgos más característicos de algunas de las variedades de español. Un ejemplo claro de la repercusión que tuvo el italiano en países como Argentina es el lunfardo, surgido en Buenos Aires, y fruto de la mezcla de influencias entre las que figura el italiano.

A continuación, os incluimos una muestra de algunas palabras de origen italiano que se han acuñado o bien en las zonas mencionadas o bien de forma generalizada en el español actual:

  1. Alojamiento (alloggiamento)
  2. Alojar (alloggiare)
  3. Asalto (assalto)
  4. Atenti (attenti)
  5. Bala (balla)
  6. Bagayo (bagaglio)
  7. Batalla (batagglia)
  8. Bisoño (bisogno)
  9. Bochar (bocciare)
  10. Boleta (bolletta.)
  11. Bondiola (bondiòla)
  12. Borrasca (burrasca)
  13. Cañón (cannone)
  14. ¡Chau! (ciao)
  15. Cuartirolo (quartirolo)
  16. Escopeta (schioppetto)
  17. Escuadra (squadra)
  18. Escuadrón (squadrone)
  19. Estrada (strada)
  20. Feta (fetta)
  21. Fierro (ferro)
  22. Grapa (grappa)
  23. Laburo (lavoro)
  24. Levante (levante)
  25. Linyera (lingera)
  26. Manejar (maneggiare)
  27. Muralla (muraglia)
  28. Nona (nonna)
  29. Ñoqui (gnocchi)
  30. Pedante (pedante)
  31. Pesto (pesto)
  32. Pichón (piccione)
  33. Ricota (ricotta)
  34. Salami (salami)
  35. Soldado (soldato)
  36. Valija (valigia)

A pesar de lo expuesto hasta ahora, cabe mencionar que, pese a las muchas semejanzas que hay entre el español y el italiano, cuando un hispanohablante decide embarcarse en la aventura de aprender italiano, se encuentra con numerosas particularidades gramaticales.

Por una parte, la formación de plurales en italiano sigue normas más parecidas a las del latín y, por otra, el género de las palabras también varía respecto al que tienen algunas equivalentes españolas (fiore —flor— es masculina) y, si bien algunas terminaciones pueden ayudar a saber el género de una palabra, esto no es aplicable a todas; un ejemplo de esto es la terminación –a que, aunque suele indicar que una palabra es femenina, no supone que vaya a serlo.

Algo parecido ocurre entre palabras análogas o incluso idénticas en cuanto en su forma, de allí que los conocidos “falsos amigos” sean muy frecuentes entre ambos idiomas. Tal es el caso de guardar que en italiano significa ‘mirar’, pasto que hace referencia a ‘comida’, salir que quiere decir ‘subir’ o piano que significa ‘despacio’.

*Fuente imagen principal: http://foroparalelo.com/general/aprendiendo-italiano-portugues-respondo-preguntas-363235/

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